Todo debe estar perfecto

Los elevados retos y exigencias a los que se enfrenta la mujer que trabaja hoy en día le crean una gran tensión -lo que a menudo desencadena trastornos de tipo psicosomático. Las mujeres ya no trabajan sólo para solucionar sus necesidades materiales: ahora esperan reconocimiento en su profesión y posibilidades de desarrollo posterior en el aspecto material y en el personal.

Muchas mujeres dan valor a tener un margen de decisión en su trabajo y, desean un buen salario. Además, la mujer de hoy aspira a tener hijos, una pareja y suficiente tiempo libre. Pero esto no es todo: los niños, mediante un cuidado atento y esmerado, deben obtener la mejor educación para afrontar la vida; los invitados no deben ser obsequiados con comida precocinada, sino con platos caseros; además, el amor debe ocupar su lugar apropiado. Resumiendo: las mujeres quieren hacerlo todo a la perfección. Muchas mujeres que trabajan no pueden relajarse, lo cual agrava el problema. Sufren el síndrome conocido como «enfermedad del ejecutivo» que durante mucho tiempo sólo se conocía en el sexo masculino. Una parte de su atención se queda siempre en el tema que en realidad acaba de finalizar. Muchas mujeres están todavía pensando en su trabajo cuando ya han vuelto a casa y se ocupan de sus hijos; y al contrario: en el trabajo o en su tiempo libre no pueden evitar estar pensando en los niños. En primer lugar -liberadas de sus tres tareas, «cocina, niños, carrera»- pierden la capacidad de poder hacer algo sólo para sí mismas y disfrutar de ello: el que tiene mala conciencia cuando se permite tomarse tiempo para sí mismo es incapaz de recuperarse en los momentos de descanso.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Otros consejos para madres