Lo que sus hijos necesitan realmente

Hemos comprobado que muchos tópicos sobre madres que trabajan y sus hijos no corresponden a la realidad. Sin embargo, hay un hecho indudable: sus hijos tienen que pasar más tiempo alejados de usted, con otras personas de referencia, que los hijos de madres que no trabajan o dedicadas a la casa. Si usted observa unas reglas básicas y aprende a no descuidar las necesidades de su hijo, todo esto no tiene que suponer para él automáticamente una carencia, sino todo lo contrario.

Muy importante: sólo si para usted este tiempo es demasiado corto debe preguntarse: «¿Puedo reducir el tiempo de alguna de mis restantes obligaciones en beneficio del tiempo para mi familia?».

Por ello es esencial que sepa usted organizar conscientemente el tiempo de que dispone, ya que lo determinante no es la cantidad sino la calidad del tiempo que comparten.

Si actúa en consecuencia, su falta de tiempo no tendrá por qué convertirse en una carencia emocional para sus hijos. De otro modo, la sensación de no pasar suficiente tiempo con ellos se traducirá en un sentimiento de culpa que se irá haciendo cada vez más intenso en su interior, hasta desembocar en un círculo vicioso: se encuentra bajo presión para poder cumplir con las supuestas exigencias de sus hijos.

Y si además sus hijos se comportan de una forma insoportable o se inhiben ante usted, la presión que soporta se hace aún mayor al pensar:

"Todavía no me ocupo lo suficiente de ellos".

A continuación le proporcionaremos las claves para corregir esta situación.

¿Pueden sufrir daños a largo plazo los hijos de madres que trabajan?

Persiste la creencia de que los niños de madres que trabajan no están bien cuidados y casi siempre sufren trastornos de comportamiento. Resultados de investigaciones sobre este tema realizadas en los Estados Unidos demuestran exactamente lo contrario. Según esto:

• Se dan menos casos de criminalidad entre niños de madres que trabajan que entre aquellos cuyas madres están desocupadas.

• Los niños de madres que trabajan son más libres, independientes y seguros de sí mismos,

• El porcentaje de niños con trastornos de comportamiento es tres veces mayor en familias donde la madre no trabaja que en aquellas donde sí lo hace.

No echar la culpa de los problemas a la profesión

Un proceso de desarrollo infantil donde no aparecen problemas de vez en cuando es una excepción, y no la regla. Sin embargo, para las mujeres que trabajan fuera de casa, la culpa de cualquier problema la tiene casi siempre su actividad profesional fuera del hogar.

«Me he ocupado demasiado poco de mi hijo porque he dado demasiada importancia a mi trabajo, y no estoy en casa todo el día...» Éstos son normalmente los primeros pensamientos de la madre cuando surgen dificultades en forma de cambios de comportamiento, malas notas escolares, enfermedades, etc.

La «madre de 30 minutos»

Hemos denominado «madre de 30 minutos» al sorprendente resultado de estudios realizados sobre comportamientos de los padres en la educación de los hijos. En uno de los trabajos de investigación sobre este tema, se ha podido constatar que las madres con niños en edad preescolar dedican al día a su hijo con plena concentración solamente 30 minutos de su tiempo (exactamente un 5% del tiempo en que el niño está despierto). A primera vista, esta cifra asusta a todas las madres. Todas piensan que pasan mucho más tiempo en compañía de sus hijos. Si apunta con exactitud el tiempo que comparte con su hijo, llegará siempre a la conclusión de que no supera un promedio de 30 minutos al día. Resulta curioso el hecho de que no haya gran diferencia entre el tiempo que dedica a su hijo la madre ocupada y la que no tiene trabajo fuera de casa. Evidentemente, los padres suelen sobrestimar la necesidad que tienen sus hijos de recibir su atención.

Muchos padres se guían por tópicos respecto a la ayuda que tienen que prestar a sus hijos y se imaginan que son totalmente insustituibles para ellos.

La pregunta de si estos 30 minutos al día son suficientes para el sano desarrollo de un niño ha sido respondida afirmativamente en los resultados obtenidos por la antes citada investigación.

Adiós a la «buena madre»

Estos sentimientos de culpa son causados por tópicos sobre el papel de la «buena madre». Seguidamente vamos a mostrarle algunos resultados de trabajos de investigación que refutan la aserción de que las madres que trabajan fuera de casa no se ocupan tan bien de sus hijos como las madres que no salen del hogar. El argumento más usual: la madre que trabaja fuera de casa no tiene tiempo suficiente para su hijo o sus hijos. En Alemania, la madre trabajadora dedica a sus hijos un promedio de 6,4 horas al día. La madre que permanece en casa les dedica 10,5 horas. A primera vista, parece una diferencia de horas enorme. Sin embargo, no es tan grande si se considera objetivamente el tiempo real que pasa con sus hijos la madre que está en casa. Es el que queda después de descontar las horas empleadas en ir a la compra, cocinar, planchar, limpiar, etc.

Aceptar las consecuencias

Tenga bien claro que, independientemente de la decisión que haya tomado en el ejemplo anterior, tiene que asumir que todas las decisiones son a la vez buenas y malas. En un caso como éste, no existe una decisión objetivamente correcta. Aceptar esta contradicción es más fácil de exigir que de hacer. En primer lugar, acepte el hecho básico de que todo tiene dos caras.
Sigamos con el ejemplo anterior: si la tarde -bien con su familia en el cine, o con sus colegas en la comida de negocios- no transcurre de la forma que se había imaginado, puede usted asumirlo. La decisión que ha tomado, en ese momento, ha sido correcta. No se irrite después consigo misma.

Superar el sentimiento de culpa

Seguramente le ocurre a usted igual que a la mayoría de las mujeres que trabajan fuera del hogar: a pesar de haberse decidido por una actividad profesional y en contra de una existencia de «simple ama de casa», tienen continuamente mala conciencia pensando que no están haciendo lo mejor por sus hijos. El resultado es un sentimiento de culpa que no beneficia en nada a sus hijos y que le roba energía y alegría de vivir.

Un futuro seguro

Todos conocemos los ejemplos de mujeres mayores con ingresos mínimos, o de mujeres divorciadas que a una edad avanzada han tenido que ganar dinero de nuevo. Es ilusorio en estos días pensar que una madre va a ser mantenida de por vida. No sólo es importante tener un «soporte» para la jubilación, ahorrado durante los años de vida laboral: muchas mujeres que buscan una nueva ocupación cuando sus hijos abandonan el hogar comprueban que, debido al largo tiempo de inactividad laboral, no pueden competir con otras personas más al día y mejor preparadas, y tienen que contentarse con trabajos más modestos.

Independencia económica

¿Recuerda la sensación de recibir por primera vez el propio salario? Todas las mujeres que, después de algún tiempo de pausa, disponen de nuevo de su propio dinero, describen una sensación de felicidad y euforia por poderse al fin comprar algo especial, con dinero ganado por ellas mismas y sin tener la mala conciencia de haber echando mano de la cuenta familiar.

A pesar de que en su matrimonio sea natural tener una cuenta común, permanece el sentimiento de depender de lo ganado por otro. Una independencia auténtica es casi imposible sin dinero propio.

Ver las ventajas

Es de gran ayuda recordar con frecuencia las razones que tiene, como madre, para conservar su actividad profesional.

Más autoestima

Los adultos necesitan conversar e intercambiar opiniones con otros adultos. Es bonito vivir con niños, ver cómo aprenden a investigar sobre el mundo que los rodea, jugar con ellos y acariciarlos. Pero, para un espíritu activo, no es suficiente reto el lenguaje o los temas de conversación infantiles. Las mujeres que, sólo indirectamente, a través de su pareja que trabaja, participan en la vida «exterior», pierden a menudo la confianza en sí mismas y la vitalidad. Por otro lado, la actividad profesional, por medio del contacto con colegas, le da la oportunidad de crearse un entorno espiritual y social.

La competencia profesional y la capacidad de resolver en equipo tareas y conflictos aumenta su confianza en sí misma y le produce una sensación de fuerza. Las horas transcurridas fuera de la casa y lejos del cuarto de los niños proporcionan a muchas mujeres la distancia necesaria con respecto al día a día familiar.

Conflictos internos y externos

En este ejemplo no se trata únicamente de tomar una decisión para una tarde. El conflicto externo -comida de negocios o cine- es sólo la espoleta que dispara el conflicto interno. Y aquellos conflictos que se convierten en conflictos internos cuestan fuerza interior. Quizá conoce usted personas a las que resulta difícil «sacarlas de sus casillas». Normalmente tienen la capacidad de no dejar que sus conflictos externos penetren en su interior.

Usted puede detectar sus conflictos internos si observa que le cuesta mucho esfuerzo tomar decisiones y si, una vez tomadas, se arrepiente siempre del paso que ha dado. Si, por ejemplo, ha llegado usted a la conclusión de que su profesión es cada vez más importante, acepte este hecho y no se deje influir por tópicos que la aparten de sus intereses. Tómese a sí misma y a sus deseos y necesidades en serio. Sólo usted puede decidir lo que es correcto y bueno para sí misma.

Tomar decisiones claras

Si en su vida el cambio de una actividad a otra le resulta más penoso que gratificante, puede ocurrir que detrás de esta sensación se oculte un conflicto interno; se da a conocer frecuentemente en aquellas dificultades que acompañan a una decisión y que son un factor considerable de estrés.

Ejemplo

Se encuentra ante la decisión de ir por kt tarde con su pareja y sus hijos al dhe, o aceptar una invitación de negocios.

La película interesa a toda la familia Jo cual ocurre en pocas ocasiones. Le gustaría mucho poder ver esta película en compañía de su familia, pero solamente la pasan esta tarde. La invitación de negocios, por otro lodo, fe brinda la oportunidad única ae encontrar a una persona que es muy importante para su trabajo actual y que nunca tiene ocasión de ver.

Su pareja protesta: «Sólo piensas en tm carrera, eres peor que cualquier Añore». El golpe le ha dado de lleno: m profesión es muy importante, pero tiene un montón de sentimientos meaiipabtlidod frente a su pareja.

Además, encuentra horribles a aquellas personas que sólo piensan en su carrera.

Participar de todo corazón

Aparentemente paradójico, pero factible: sacar fuerzas de la sobrecarga. Algunas madres nos informan que en su trabajo descansan de su familia y de su hogar, y viceversa.

Después de una jornada laboral agotadora encuentran en su hogar el equilibrio frente al estrés del trabajo.

Parece asombroso, ya que otras mujeres viven justamente el cambio de actividad y el tener que desconectarse de una tarea para conectarse a otra como una carga suplementaria.

Usted puede crear fuerza de la variedad de su existencia cuando, en vez de poner su atención en los lados negativos del trabajo y del hogar, la concentra en los positivos.

Las mujeres que alcanzan esta meta, al volver a casa se interesan por lo que han hecho sus hijos y por lo que ha sucedido durante el día. En su profesión buscan nuevos retos, y su trabajo les parece casi siempre entretenido e interesante. No se puede reponer fuerza si al llegar a casa o al trabajo la sensación es: «Otra montaña de trabajo que me reclama». Si usted disfruta al encontrarse de nuevo con sus hijos y con su marido, estará más relajada al enterarse de las «catástrofes» como cristales rotos, comida quemada o malas notas en el colegio.

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